Poemas para madres
Inicio » Poemas para madres
Estos poemas para madres encapsulan la profunda conexión y amor que existe entre una madre y sus hijos, reconociendo que nuestras madres ocupan un lugar singular en nuestras vidas. Su papel es tan fundamental que los homenajes nunca son suficientes para expresar nuestra gratitud y aprecio por todo lo que hacen por nosotros. La maternidad es un don incomparable que merece ser celebrado constantemente.
La poesía emerge como la forma más elocuente y conmovedora para rendir tributo a estas mujeres excepcionales. A lo largo de diferentes épocas, poetas han tejido palabras que capturan la devoción, el sacrificio y el inmenso amor que nuestras madres nos brindan.
«A través de estos poemas para una madre, el valor de estas mujeres inigualables resplandece como un faro en la oscuridad, iluminando nuestro camino y enriqueciendo nuestras vidas.«
– Francina Martínez
Esta colección de poemas para madres no solo es un reconocimiento, sino también una manera de expresar cómo su amor puede llenar el mundo de vitalidad y significado.
Además de los poemas de autores de todos los tiempos, aquí también puedes ir un paso más allá y encontrar poemas personalizados para dedicar a una madre. Estoy aquí para acompañarte en la creación de una pieza única y emotiva que capture tus sentimientos más profundos hacia ella. A través de mi servicio de poemas a medida, puedes transmitir con palabras lo que tu corazón siente por esa figura tan especial en tu vida.
Poemas para una madre
Estos poemas para una madre encapsulan la belleza de celebrar a esa mujer excepcional que nos dio la vida y ha estado a nuestro lado en cada paso del camino. A través de las palabras poéticas, podemos expresar de manera delicada y profunda la gratitud y el amor que sentimos por ella.
Cada verso es un tributo a su devoción inquebrantable, a su abrazo cálido en los momentos difíciles y a su sonrisa que ilumina nuestra felicidad. Estas líneas no solo son letras en una página, sino una forma preciosa de honrar a la persona que ha sido nuestro faro y guía a lo largo de las diferentes etapas de nuestra vida.
Dulzura
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo,
deja revolverlo
sobre tu regazo.
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío,
y en tus brazos locos
tenme suspendido.
Madrecita mía,
todito mi mundo,
déjame decirte
los cariños sumos.
(Gabriela Mistral)
A mi madre
Porque creo que en los cielos, arriba,
los ángeles que uno a otro se susurran
no hallan entre sus palabras de amor
ninguna tan devota como “Madre”,
desde siempre te he dado yo ese nombre,
tú que eres más que madre para mí
y llenas mi corazón, donde la muerte
te puso, libre el alma de Virginia.
Mi propia madre, que murió muy pronto
no era más que mi madre, pero tú
eres la madre de a quien yo quería,
y así eres más querida tú que aquella,
igual que, infinitamente, a mi esposa
amaba más mi alma que a sí misma.
(Edgar Allan Poe)
Consejo maternal
Ven para acá, me dijo dulcemente
mi madre cierto día,
(aún me parece que escucho en el ambiente
de su voz la celeste melodía).
Ven y dime qué causas tan extrañas
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas
como gota cuajada de rocío.
Tú tienes una pena y me la ocultas:
¿no sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?
¿Quieres que te adivine lo que sientes?
Ven para acá, pilluelo,
que con un par de besos en la frente
disiparé las nubes de tu cielo.
Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,
las causa de mis lágrimas ignoro;
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón, y ¡lloro!…
Ella inclinó la frente pensativa,
se turbó su pupila,
y enjugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:
Llama siempre a tu madre cuando sufras
que vendrá muerta o viva:
si está en el mundo a compartir tus penas,
y si no, a consolarte desde arriba.
Y lo hago así cuando la suerte ruda
como hoy perturba de mi hogar la calma,
invoco el nombre de mi madre amada,
¡y entonces siento que se ensancha mi alma!
(Olegario Víctor Andrade)
Caricia
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar…
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar…
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar…
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar…
(Gabriela Mistral)
¡Ay! Cuando los hijos mueren
¡Ay!, cuando los hijos mueren,
rosas tempranas de abril,
de la madre el tierno llanto
vela su eterno dormir.
Ni van solos a la tumba,
¡ay!, que el eterno sufrir
de la madre, sigue al hijo
a las regiones sin fin.
Mas cuando muere una madre,
único amor que hay aquí;
¡ay!, cuando una madre muere,
debiera un hijo morir.
Yo tuve una dulce madre,
concediéramela el cielo,
más tierna que la ternura,
más ángel que mi ángel bueno.
En su regazo amoroso,
sonaba… ¡sueño quimérico!
dejar esta ingrata vida
al blando son de sus rezos.
Mas la dulce madre mía,
sintió el corazón enfermo,
ternura y dolores,
¡ay!, derritióse en su pecho.
Pronto las tristes campanas
dieron al viento sus ecos;
murióse la madre mía;
sentí rasgarse mi seno.
La virgen de las Mercedes,
estaba junto a mi lecho…
Tengo otra madre en lo alto…
¡por eso yo no me he muerto!
(Rosalía de Castro)
La madre ahora
Doce años atrás
cuando tuve que irme
dejé a mi madre junto a su ventana
mirando la avenida
ahora la recobro
solo con un bastón de diferencia
en doce años transcurrieron
ante su ventanal algunas cosas
desfiles y redadas
fugas estudiantiles
muchedumbres
puños rabiosos
y gases de lágrimas
provocaciones
tiros lejos
festejos oficiales
banderas clandestinas
vivas recuperados
después de doce años
mi madre sigue en su ventana
mirando la avenida
o acaso no la mira
solo repasa sus adentros
no sé si de reojo o de hito en hito
sin pestañear siquiera
páginas sepias de obsesiones
con un padrastro que le hacía
enderezar clavos y clavos
o con mi abuela la francesa
que destilaba sortilegios
o con su hermano insociable
que nunca quiso trabajar
tantos rodeos me imagino
cuando fue jefa en una tienda
cuando hizo ropa para niños
y unos conejos de colores
que todo el mundo le elogiaba
mi hermano enfermo o yo con tifus
mi padre bueno y derrotado
por tres o cuatro embustes
pero sonriente y luminoso
cuando la fuente era de ñoquis
ella repasa sus adentros
ochenta y siete años de grises
sigue pensando distraída
y algún acento de ternura
se le ha escapado como un hilo
que no se encuentra con su aguja
como si quisiera comprenderla
cuando la veo igual que antes
desperdiciando la avenida
pero a esta altura qué otra cosa
puedo hacer yo que divertirla
con cuentos ciertos o inventados
comprarle una tele nueva
o alcanzarle su bastón.
(Mario Benedetti)
Cuando duerme una madre junto al niño
Cuando duerme una madre junto al niño
duerme el niño dos veces;
cuando duermo soñando en tu cariño
mi eterno ensueño meces.
Tu eterna imagen llevo de conducho
para el viaje postrero;
desde que en ti nací, una voz escucho
que afirma lo que espero.
Quien así quiso y así fue querido
nació para la vida;
solo pierde la vida su sentido
cuando el amor se olvida.
Yo sé que me recuerdas en la tierra
pues que yo te recuerdo,
y cuando vuelva a la que tu alma encierra
si te pierdo, me pierdo.
Hasta que me venciste, mi batalla
fue buscar la verdad;
tú eres la única prueba que no falla
de mi inmortalidad.
(Miguel de Unamuno)
Madre
Titulo otorgado desde el momento
de la concepción sin ninguna excepción
Madre cuando niño me recostabas a tu lado
mi mirada pretendía alcanzarte por todas partes
y cuando fui creciendo y de la vida aprendiendo
con mis torpes pasos pero abriendo mis brazos
tu figura pretendía alcanzar, porque sabía que
lo tenía que lograr…
y entonces me abrazarías con toda el alma
y cuando el temblor del suelo o el rayo del cielo
me asustaron y mi corazón agitaron, el manto
seguro de tus brazos me lleno de paz.
Madre abogada de mi fe
Madre consuelo de mi llanto
Madre mi canción de cuna
Madre sinónimo de bienestar
Madre siempre al pie de la cruz
Madre como la tierra
Madre como la naturaleza
Madre de pies a cabeza
Madre amor de toda una vida
Madre niñera, enfermera, compañera, maestra, costurera,
taxista, estilista, maquillista, constructora,
chef, ama de casa
Madre para golpes, torceduras y raspones
mi mejor taller de reparaciones
y hoy hojeando el libro de mi vida
encuentro en cada renglón, letra de mi madre
escribiendo mi futuro entre enmiendas y tachones
pero con fe y buenas intenciones
Gracias Mamá…
por dejarme ser
fruto de tu árbol de amor
Gracias Mamá…
por estar siempre conmigo
en la buenas y las malas…
Gracias Mamá…
por ser esa Flor
que siempre ha estado a mi lado
y nunca se ha marchitado..
(Kerwin Mendez)
Como ves, estos poemas para una madre están impregnados de sensibilidad y belleza, y pueden convertirse en el detalle perfecto para sorprender a mamá en cualquier ocasión. Ya sea para celebrar el Día de las Madres, para iluminar su día con una sonrisa inesperada, o simplemente para recordarle en cualquier momento que el amor que sientes por ella es infinito y eterno.
Estas palabras moldeadas cuidadosamente por artesanos del lenguaje son más que un regalo; son un abrazo en forma de versos, un reflejo de la conexión única que compartes con esa mujer excepcional que ha dado tanto por ti. Cada línea es una expresión sincera de gratitud y admiración que seguramente tocará el corazón de tu madre de una manera profunda y conmovedora.
Poemas dedicados a tu madre
Si estás buscando poemas dedicados a tu madre, has llegado al lugar adecuado. Aquí, puedes encontrar inspiración a través de una selección única de versos con los que podrás sorprender a mamá y hacer que su corazón se llene de la profunda gratitud que sientes hacia ella.
Estos poemas para una madre condensan la esencia de su amor incondicional y su dedicación constante, y son una forma hermosa de expresar tus sentimientos en palabras. Ya sea en su cumpleaños, en el Día de las Madres o en cualquier momento especial, estos poemas serán un regalo que tocará su alma y le recordará lo importante que es en tu vida.
Gracias mamá
Tu vientre mi primer hogar…
Nueve largos meses para conocer a mi primer amor…
El tiempo pasó tan rápido, que hoy son grandes recuerdos…
De lo que fue y sigue siendo tu amor…
Tu vientre mis primeros alimentos
Nueve largos meses para conocer mi mayor sustento…
Mis primeros pasos, mis primeras palabras, mi primer día de clases…
Un mundo nuevo…
Y tú como siempre allí presente
Mi primer hogar, mi primer amor…
Hoy después de mucho tiempo ya tengo otro hogar…
Una esposa y dos grandes hijos…
Y tú sigues siempre presente…
Como cuando di mis primeros pasos…
Como el primer día que dije mamá…
Ahora mis hijos son tus hijos…
Como no te voy a querer, como no te voy a amar…
Como no voy a luchar…
Por darte una vida mejor…
(Chito Mansilla)
Doña Luz XVII
Lloverás en el tiempo de lluvia,
harás calor en el verano,
harás frío en el atardecer.
Volverás a morir otras mil veces.
Florecerás cuando todo florezca.
No eres nada, nadie, madre.
De nosotros quedará la misma huella,
la semilla del viento en el agua,
el esqueleto de las hojas en la tierra.
Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras,
en el corazón de los árboles la palabra amor.
No somos nada, nadie, madre.
Es inútil vivir
pero es más inútil morir.
(Jaime Sabines)
Madre llévame a la cama
Madre, llévame a la cama.
Madre, llévame a la cama,
que no me tengo en pie.
Ven, hijo, Dios te bendiga
y no te dejes caer.
No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquel.
Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos
contigo lo recordé.
¿Qué dice el cantar, mi madre,
qué dice el cantar aquel?
No dice, hijo mío, reza,
reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño
que nada dicen sin él.
¿Estás aquí, madre mía?
Porque no te logro ver…
Estoy aquí, con tu sueño;
duerme, hijo mío, con fe.
(Miguel de Unamuno)
Dones
Mi padre fue muy bueno: me donó su alegría
ingenua; su ironía
amable: su risueño y apacible candor.
¡Gran ofrenda la suya! Pero tú, madre mía,
tú me hiciste el regalo de tu suave dolor.
Tú pusiste en mi alma la enfermiza ternura,
el anhelo nervioso e incansable de amar;
las recónditas ansias de creer; la dulzura
de sentir la belleza de la vida, y soñar.
Del ósculo fecundo que se dieron dos seres
el gozoso y el triste- en una hora de amor,
nació mi alma inarmónica; pero tú, madre, eres
quien me ha dado el secreto de la paz interior.
A merced de los vientos, como una barca rota
va, doliente, el espíritu; desesperado, no.
La placidez alegre poco a poco se agota;
mas sobre la sonrisa que me dio el padre, brota
de mis ojos la lágrima que la madre me dio.
(Luís Gonzaga de Urbina)
Versos a mi madre
Mi madre es un poema
de blanca cabellera,
que tiene a flor de labios
un gesto de perdón.
Cuando tras larga ausencia regreso
ella me espera,
me abraza como a un niño,
me besa con pasión.
Mi madre es pequeñita
igual que una violeta,
lo dulce está en su alma,
el llanto en el adiós.
Es dueña de mis sueños,
aunque no soy poeta,
los versos a mi madre
me los inspira Dios.
Qué linda que es mi madre
qué suerte es tenerla y
que dichoso al verla
feliz en el hogar
Radiante de alegría
al lado de sus hijos
cuidando sus nietitos
qué santa que es mi madre,
Bendícela, sí, bendícela Señor.
Mi madre es una rosa
de pétalos ajados
que guarda su perfume
muy junto al corazón.
Viviendo nuestra angustia
no sé lo que ha llorado
por eso al mencionarla
me embargo de emoción.
Mi madre es como un cromo
de mágica paleta
Canción dolor ternura
de todo hay en su voz
Es dueña de mis sueños,
aunque no soy poeta,
los versos a mi madre
me los inspira Dios.
Qué linda que es mi madre
qué suerte es tenerla y
qué dichoso al verla
feliz en el hogar.
(Julio Jaramillo)
Mamá la mejor palabra
Puedo decir que mamá es la mejor palabra
porque no solo se la digo a la persona que me dio la vida,
sino a aquella que dio la vida por mí,
que en noches de desvelo siempre hubo luz para mí.
Es la mejor palabra que sale de mi voz
cuando no salió algo que yo esperaba
solo pido que nunca borren de mi memoria esa palabra
que nunca quiero olvidar.
(Autor desconocido)
Mamá
Quiero agradecerte que estés en mi vida.
Sé que puedo contar contigo en momentos difíciles,
sé que contigo puedo compartir mis alegrías,
y sé que nuestra amistad se sustenta en mutuo amor.
Que seas mi mamá y mi amiga es el más preciado tesoro,
que agradeceré a DIOS eternamente.
Gracias por llenar mi vida con tanta felicidad.
¡Te amo mamá!
(Autor desconocido)
Poema 3
Una mamá ejemplar es una obra de arte,
una obra maestra que llega al corazón.
Ella entreteje el amor en todos los días,
guiando y apoyando en todos los sentidos.
Ella es una maestra, una nutridora,
una amiga, una roca en la que podemos confiar.
Ella escucha con un oído abierto,
y seca todas y cada una de las lágrimas.
Su paciencia no conoce límites,
Su sonrisa borra cada ceño fruncido.
Ella lo da todo sin pensarlo dos veces,
y su amor es algo que no se puede comprar.
Una mamá ejemplar es una estrella que brilla,
Una luz que nos guía desde lejos.
La apreciamos con todo nuestro corazón,
y le agradecemos por ser nuestra parte constante.
Así que esto es para ti, querida mamá,
te honramos y te amamos desde el anochecer hasta el amanecer.
Eres el viento bajo nuestras alas, y la razón de nuestro todo.
(Autor desconocido)
Estos poemas dedicados a una madre son solo el comienzo de una sorpresa verdaderamente especial. Con ellos, tienes en tus manos la oportunidad de construir un regalo perfecto capaz de conmover hasta la médula.
Recuerda que la poesía tiene la asombrosa capacidad de crear mundos enteros a través de palabras cuidadosamente elegidas, y… ¿Qué mejor manera de construir un mundo que con palabras de amor? Estos versos, puedes pintar un retrato vívido de tus emociones y experiencias compartidas, y transformarlas en un regalo que perdurará en el corazón de tu madre mucho más allá del momento presente.
Poemas personalizados para dedicar a una madre
En el abrazo de la poesía, reside una magia innegable. Es la capacidad de las palabras cuidadosamente entrelazadas las que pueden tocar y abrazar corazones, transmitiendo emociones que a menudo son difíciles de expresar.
Desde el primer latido que escuchaste en el vientre de tu madre, el suave ritmo que marcó tus primeros días, sentiste la canción más pura y antigua que el mundo conoce. Y así, desde ese momento, surge el anhelo de traducir todo lo que sientes por esa mujer excepcional en palabras que le hagan justicia.
A través de mi servicio de poemas a medida, te ofrezco la oportunidad de convertir tus sentimientos más profundos en versos de amor genuino, dedicados a esa madre que ha dado forma a tu vida de maneras inimaginables. Cada poema personalizado es una sinfonía de tus pensamientos y emociones, transformados en palabras que resuenan como un homenaje eterno a la mujer que te trajo al mundo.
¿Qué hace que estos poemas personalizados sean tan especiales? Es su capacidad de regalar algo único y diferente, algo que está verdaderamente pensado para esa persona excepcional en tu vida. Cada línea es un tributo a su singularidad, una celebración de los momentos compartidos, y un recordatorio constante de cuán valiosa es su presencia en tu mundo. Cada poema personalizado es una pieza irrepetible, una obra maestra de emociones plasmadas en palabras, y ningún otro poema será idéntico en ningún rincón del mundo.
«Acceder a un poema personalizado para tu madre nunca ha sido tan sencillo. Solo tienes que escribirme, compartir tus sentimientos y pensamientos, y yo estaré a tu lado durante todo el proceso de creación.«
– Francina Martínez
Juntos, daremos forma a un poema que se transformará en un retrato vívido y conmovedor de tu madre, plasmado con las palabras más hermosas de nuestro idioma.
Una vez que tengamos la esencia de lo que deseas expresar, pondré en acción todos mis talentos poéticos para confeccionar un poema verdaderamente único. Este poema será mucho más que palabras en un papel; será un canto a la conexión inquebrantable entre tú y tu madre, una expresión que da voz a lo que a menudo es difícil de expresar, un testimonio eterno de tu amor y gratitud hacia ella. Juntos, daremos vida a un poema capaz de nombrar lo innombrable, de capturar la esencia misma de tu relación con tu madre.
No dejes pasar la oportunidad de dar un regalo que perdurará en el tiempo, una expresión de amor que se mantendrá como un tesoro en su corazón. Encarga ahora tu poema personalizado para tu madre, y déjame transformar tus sentimientos en un tributo poético que resonará en su alma para siempre. Es hora de regalar algo verdaderamente excepcional, una muestra de gratitud y amor que nunca se desvanecerá.
Francina Martínez
Recuerdo que mis comienzos en esto de la poesía fueron desde bien pequeña. A menudo mi padre me pregunta por las rimas de alguna palabra y se sorprendía cuando le daba varias respuestas de forma rápida.
Puedes enviarme un e-mail a través del siguiente formulario y explicarme el tipo de poema personalizado que necesitas. Si te resulta más sencillo, puedes enviarme un email a francina@poemasamedida.com. Si lo prefieres también puedes enviarme whatsapp o un audio al teléfono:
690 874 378
Responsable: Francina Martínez Giménez. Finalidad: Darte una respuesta a tu consulta mediante este formulario. Legitimación: Tu consentimiento. Destinatario: Tus datos serán guardados en Nicalia, mi proveedor de hosting y Email que también cumple con la LGPD. Derechos: Podrás ejercer tus derechos a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos. Información Adicional: Puedes consultar información adicional y detallada sobre Protección de Datos en Política de privacidad.